¿Y QUÉ HACEMOS CON NUESTRA HISTORIA?
2017
Cómo interactuamos con nuestra iconografía, con nuestros objetos históricos? Cómo los encajamos en nuestra vida contemporánea? Este proyecto genera un recorrido a través de las distintas modalidades adoptadas por el retrato, genero artístico que responde a la natural aspiración del hombre por perennizar su apariencia, por trascender, sea como símbolo de autoridad, memoria familiar, social o seña de identidad, y analiza la relevancia histórica del mismo. La deconstrucción de la imagen icónica del huaco retrato Mochica (precedente de la representación del rostro humano en el Perú prehispánico) y su posterior reconstrucción a través de referentes, genera nuevas iconografías con sus respectivos significados y significantes del peruano actual. La cultura trasciende a través de sus pobladores, no puede quedarse estática porque desaparece. Al apropiarnos de nuestra historia adaptándola a nuestra cotidianeidad la hacemos nuestra, vive con nosotros y por ende, trasciende y trascendemos. Y qué hacemos con nuestra historia? nos acerca a la reflexión de las distintas funciones que ha cumplido –y viene cumpliendo– la representación humana, siempre muy ligada al concepto de identidad y memoria histórico colectiva.
Efectuando una residencia de artista en el Museo Larco de Lima, este trabajo fue inspirado en su colección de ceramios de la cultura Mochica. Para ésta investigación visual decidí usar diversas técnicas manuales y digitales, utilizando referencias locales y foráneas, antiguas y contempóraneas. Fotografía, collage fotográfico, video arte proyectado sobre objeto, esculturas en metal, esculturas en arcilla y resina e instalación son las técnicas escogidas.
Ana De Orbegoso
Y, ¿qué hacemos con nuestra historia?
Nuestras caras de huaco, todas ellas, trascendiendo el tiempo. Por eso, hoy se animan, sonríen, se asombran, se cuestionan… ¿Somos estas caras, aquellas, las otras? ¿Hemos abrazado el barro de estos rostros modelados por manos habitantes de estas mismas tierras siglos atrás? ¿O queremos recuperar nuestro reflejo en el brillo de espejo de oros, platas y cobres? Nos invitas, Ana, al abrazo y al reflejo. A la sonrisa, al asombro y a la pregunta.
¿Segui(re)mos construyendo repisas y estantes donde colocaremos nuestra belleza, detenida e incógnita, hasta que sea (des)cubierta por otra mirada autorizada, que nos califique, clasifique, ordene y exponga? ¿Hemos acaso emergido de las tumbas para seguir muertos?
Yo te miro, me miro, me entrego a tu mirada y me recupero en un milenario contenedor-cabeza que expresa la histórica maestría creativa, con el cual, Ana, has conversado. Has acariciado esos rostros anónimos deseando que fueran los tuyos, y los nuestros. Y así desde tu deseo y tu mirada, los has creado, sin recrearlos.
Entonces, el retrato, mi retrato, tu retrato, su retrato, se vuelven espejos profundos, donde siempre habrá una sombra que es la nuestra. Una sombra colectiva que nos asusta y nos convoca, que aparece para reconocerla y nombrarla cuando la luz creativa logra iluminarla. Aparece un contraste real, vital, potente, y necesario. Y es entonces cuando nuestras texturas, nuestros brillos, nuestros colores, nuestras expresiones, nuestras historias, comienzan a (con)vivir.
Ulla Holmquist
Arqueóloga
Curadora de Arte Precolombino